A finales del verano pasado Karina, compañera del grupo «Mensajes de los Árboles» que abrí en Facebook, me escribió pidiendo ayuda para una higuera.
Se enteró de que iba a ser arrancada de un solar, y lanzó una campaña para salvarla. Lo consiguió con el compromiso del ayuntamiento para transplantarla.
Desde septiembre he mantenido varias sesiones de conexión intuitiva con esta señora Higuera, con el fin de ayudar a que el cambio que supone el transplante sea lo más fluido posible. Hace sólo unos días que cambió finalmente de lugar, y esta misma mañana he vuelto a conectar de ser a ser con ella. Esta es una parte de nuestra “conversación”, aquí tenéis nuestro regalo de navidad…
…“Querida Anael, lo que como higuera percibo es que los seres humanos estáis cada vez más ocupados. Con más tareas y estímulos. En este momento, vuestro corazón, vuestra mente, continuamente se ve abordada por múltiples entradas de información, demandas, requerimientos…
Es en esto que los seres arbóreos somos capaces de ayudaros para manteneros en esa consciencia de centro, arraigados en mente, corazón y cuerpo, a un momento, a un instante.
También es consecuencia del vivir conectados. Somos seres que compartimos una red infinita de interacciones. Estas interacciones que actualmente ocurren a través de vuestros teléfonos, aparatos que cada día os conectan, son la manifestación física de lo que ocurre a otros niveles también. El ser humano ha logrado con su creatividad y con ayuda crear estos aparatos para estar conectados porque de alguna manera olvidó esa capacidad natural de hacerlo sin ellos.
Bien lo sabes Anael, que con tu mente calmada y con tu corazón abierto eres capaz de conectar telepáticamente, sin que la distancia y el tiempo, el espacio, sean obstáculo o impedimento. La conexión de ser a ser se puede realizar en cualquier momento que tu mente calmada esté, que en tu horario espacio hagas y que tu cuerpo disponible esté.
Lo que percibes de mí ahora, Anael, en vibración, es una parte, una parte, origen, raíz, de lo que físicamente, actualmente está arraigado a la tierra. Mis raíces, mi tronco, mis ramas, actualmente son físicamente distintos de lo que no hace mucho se expresaba en el mundo. Mi cuerpo ha quedado desnudo como cada invierno el frío me deja, solo que esta vez, algo más, un poco más, no solo las hojas cayeron, también las ramas, y parte de las raíces.
El amor, la atención, el soporte, el cuidado con que los seres humanos habéis realizado este cambio de lugar, me ayuda a que poco a poco mis raíces, mis ramas, se vayan adaptando a esta nueva situación.
El invierno es un momento de calma, de concentración interior de mi savia donde mi ser interno más brilla, más activo está, pero donde mi ser externo, tronco, mis ramas mis raíces, más tranquilos se quedan.
Aprovecha Anael este invierno para compartir un poco una chispa, de esta energía de la magia invernal.
Esta es una etapa en la que la luz interior se enciende. Mirando con los ojos del corazón podrás ver esta luz interior del ser.
Pausa
Sí, Anael, me percibes como un ser sabio. Pero recuerda, dentro de ti el SER vibra también, esta luz, esta sabiduría no deja de ser TÚ y YO al mismo tiempo que estamos fundidas, conectadas, en comunión en este momento. Mi sabiduría es tu sabiduría, que se va tejiendo, formando, al tiempo que estamos con nuestras consciencias unidas.
Te aseguro que esta sabiduría, esta consciencia, que ahora mismo aparece a través de tu voz, no surge en un instante normal sin estar contigo. Es el resultado de esta interacción, esta comunión entre tú y yo. Tú me sacas la luz, la sabiduría, el conocimiento, estos regalos que no son otros que tus propios regalos, que tú misma, que la CONCIENCIA a sí misma se da.
Es en relación, en esta conexión, estas interacciones, en las que cada uno, la CONCIENCIA, se conoce a sí misma.
Cada encuentro, cada conexión es único. Único, auténtico, esplendoroso.
Anael, has de valorar desde ya lo que eres.
Es a través de tu hacer que se manifiesta el ser en el mundo, pero es lo que eres, esa huella, esa impresión, que se funde conmigo y con cualquier otro ser a los que tocas con tu presencia, lo que hace que estos encuentros, esta energía, sea tan magnífica.
Lo que tú eres, recuerda, valora lo que eres.
Recordar esa vibración de la conciencia de ser en interacción es recordar aquellas capacidades que el ser humano no hace tanto tenía pero que parece siglos que olvidó.
– Gracias higuera porque noto que eres una amiga sabia que me ayuda.
Ya te digo, Anael, que te ayudo a que tu propia consciencia tome forma, reflexione, a que tú misma te des cuenta de lo que ya llevas dentro.
– De alguna forma eres como un espejo…
Si quieres verlo así…
Sí, un espejo con forma de árbol en el que mirarte.